Son las dos, estoy en Via Independenza y suena el teléfono, me detengo, lo descuelgo y escucho, se me empiezan a iluminar los ojos y acabo llorando, era mi hermana desde la Pza. del Ayuntamiento, acababa de escuchar una mascletá estando en mitad de Bolonia (Italia), ninguno de los otros Erasmus, que estaban conmigo entendían nada, y yo no sabía como explicarles que era 18 de Marzo y en mi ciudad natal, para un Fallero, eso significaba que estábamos en la semana más importante del año. Llevaba varios días triste, con muchísima morriña, desde el pasado miércoles día 15, no podía pensar en otra cosa y pasaba todo el día recordando minuto a minuto que se estaría haciendo en la Falla; ahora, me decía, estarán plantando la falla, ahora están en la despertà, ahora han ido a recoger el premio, ahora están en la C/. La Paz camino de la Pza. de la Virgen, para la ofrenda, lo que me ponía con la moral por los suelos. Yo intentaba no pensar en ello, pero son muchos años y muchos recuerdos, y cuando la pólvora corre por las venas... Lo peor era cuando ya había conseguido olvidar por un rato, venía otro español y decía, si tu eres de Valencia, ¿qué haces aquí? y te recordaba lo que te estabas perdiendo. Pero al final lo conseguí superar, con un par de paellas, unos petarditos comprados allí y la quema de algunos periódicos, y la promesa que esté donde esté, siempre volveré por fallas.
