Para todos aquellos que vivimos las fallas como algo más que una semana de vacaciones, nuestras fiestas no tienen comparación alguna. Durante una semana, Valencia se llena de música, belleza, color, ruido de tracas y petardos, olor a pólvora... Las comisiones desfilan por las calles, alegres y garbosas !Y no es para menos¡ Las fallas, los monumentos, son un derroche de imaginación que se ve plasmada en esa forma de papel, cartón y pintura que decoran y embellecen nuestra ciudad. Pero, ¿Las fallas son una semana? Quien piense que sí, está equivocado; las fallas son todo el año. Es un ejercicio de trabajo, esfuerzo, entrega y sacrificio que nos permiten conocer gente nueva, pasar buenos momentos y disfrutar al máximo de nuestras fiestas valencianas. Todo ese conjunto de características son las que hacen que esa semana, señalada por todos nosotros, sea una de las más destacadas del año, y por parte de los que sabemos lo difícil que resulta, deseamos que todo el mundo esté contento y disfrute tanto, como nosotros lo hacemos durante todo el año. Las fallas comienzan oficialmente el día de la "Cridà", pero el ambiente fallero se empieza a notar a partir del día 1 de Marzo, cuando el ruido de las "Mascletás" inunda las calles y los valencianos nos desplazamos a la Plaza del Ayuntamiento. Los falleros de verdad, sentimos una explosión de alegría, cuando nuestra Fallera Mayor, desde el balcón, dice la famosa frase... "Senyor pirotécnic pot escomençar la Mascletá ". A los pocos días nos encontramos con el traje regional colocado, paseando por las calles y con las típicas ojeras que inundan nuestras caras, pero que no nos impiden seguir aprovechando lo máximo de la semana y ofrecer lo mejor de nosotros mismos a nuestra Patrona, La Virgen de los Desamparados, con una ofrenda de flores en la que la emoción inunda a los verdaderos falleros. La peor parte llega el día de San José, cuando ya por la mañana sabemos lo que ocurrirá a las pocas horas, como cada 19 de Marzo. En tres palabras la definiría como: "Valencia en llamas". Un estruendo de petardos llena nuestros oídos y se junta con la gasolina, creando las llamas que harán arder nuestras ilusiones, haciendo que desaparezcan. Por otra parte, mirando el lado positivo, significa que con el final de un ejercicio, llega el comienzo de otro nuevo, con él, nuevas ilusiones, esperanzas y deseos de que todo salga bien.
