No se sabe exactamente cuales el significado de esta palabreja, pero algunos falleros y un servidor decidimos hace ya casi un año darle éste que tenéis ocasión de leer ahora. Como todos habréis observado, el 19 de Marzo, meteorológicamente hablando, siempre resulta un día raro, pues, normalmente por la mañana temprano hace frío, a mediodía suele hacer un calor insoportable, y a la hora de la cremà casi siempre llueve. Centrémonos, pues, en el mediodía de San José de 1996, cuando, saliendo de Misa el Sr. Presidente ya había tenido unas palabras con algunos conductores de motos, por el hecho de pasar entre la Comisión durante el pasacalle. Los allí presentes tratamos de tranquilizarlo, pero ya se sabe que en un día como este uno ya no está para muchas tonterías. Terminado dicho pasacalle en el casal celebramos, como ya es costumbre, el santo de las "Mª Josés", que todos los años tienen la amabilidad de invitamos a un aperitivo en el que, dicho sea de paso, vamos entonando un poco el cuerpo. Tras el ágape llegó la hora de la mascletá, que en esta ocasión Jesús había querido que fuese un poco especial, y diseñó él mismo el recorrido. La mascletá fue un éxito impresionante, y al término de esta todos acudimos a felicitar a Jesús, que, como todos sabéis, es hombre apasionado y de lágrima fácil. Tras los abrazos y lloros, todos aquellos que seguíamos en buen estado, y nuestros compromisos familiares nos los permitían; nos dispusimos a comer en el casal. Y fue aquí, durante el transcurso de la comida, donde ocurrió este hecho singular. Con todos los acontecimientos de la mañana, imagino yo que Jesús debía sentirse algo acalorado y también bastante apretado, porque el traje de valenciano es suficientemente incómodo como para molestar cuando uno se sienta (aunque las mujeres os quejéis de vuestro atuendo). Bueno, el caso es que nuestro Presidente, con ánimo de sentirse algo más desahogado, soltó los tirantes que sujetan el pantalón y además desabrochó los botones que sujetan el "minipeto" (portañica) de la parte delantera. Y así se encontraba tan ricamente comiendo don Jesús cuando de repente entró por la puerta de nuestro casal un tal Peris (fotógrafo de J.C. F.) preguntando por el Presidente la Falla. Jesús, al verlo, se levantó de la silla al grito de ¡¡ Peris, Peris !! y ocurrió lo inevitable: cayó la portañica dejando así al descubierto las partes pudendas de nuestro querido Presidente, ante el asombro de todos los que nos percatamos, y sin aparente pudor por parte de Jesús, que no se había dado cuenta. Así pues, podríamos definir la portañica como aquella parte delantera del pantalón del traje de valenciano que al desabrocharla cae hacia delante, que resulta muy incómoda porque anula completamente el tiro de dicho pantalón, y con la que hay que ser precavido a la hora de sentarse y no desabrochar sus botones, por lo que pueda pasar. Tan solo me queda decir que lo que aquí se ha escrito ha sido publicado con el beneplácito de D. Jesús Sancho, pues de otra manera este artículo nunca hubiera visto la luz. Ah! también quiero decir que es una verdadera pena que el tal Peris no hubiera plasmado en una fotografía un momento tan significativo para la historia de nuestra Falla.
