No había acabado el Ejercicio anterior, y ya teníamos Casal asegurado hasta los próximos siete años. Teníamos el local, pero faltaba decorarlo, darle la imagen de un Casal Fallero. En este punto y allá por el mes de Mayo se proyectaron las obras. PACO ORDIÑANA enseguida fue y compró la mejor cocina que encontró a sabiendas de ser la más cara. Pero esta cocina no se imaginaba que iba a ser el ninot fallero que más tiempo pasará en el Casal sin hacerlo funcionar. Vino el verano y se enfriaron las ideas. JESÚS decía que estaba todo planeado y bien atado, pero oías a ANTONIO decir, que si no venía el fontanero, él no podía poner la mampara y RAFA decía que si MANOLO no pone aquello yo no puedo hacer nada. El único que, aunque a veces interrumpiendo una Junta, cumplió fue nuestro hidroeléctrico fallero TONI, y siempre lo pudimos ver todo claro. Con el mes de Noviembre llegó la barra y el agua, y a la hora de escribir estas líneas, pienso que el resto tendrá que esperar a otro año de JESÚS. Menos mal que seguimos teniendo a PEDRITO, gracias al cual el Casal sigue estando limpio y aseado, a pesar del toallero del servicio.