«¡Madre mía, que te has vuelto trasnochadora!». Con esta cariñosa expresión recibía nuestro Párroco a la imagen de Ntra. Sra. de los Desamparados. Y era lógico, porque tras recorrer con solemnidad y lentitud buena parte de la barriada, llegaba a pernoctar a San Juan y San Vicente bien entrada la madrugada del 17 de mayo. Desde la Parroquia de San Andrés, y siempre acompañada por el calor del vecindario, que se desvivió por acogerle, sus ojos misericordiosos volvían, después de catorce años, a contemplar al pueblo fiel de esta parte de la ciudad. Todos pugnaban por llevarla sobre sus hombros. No importaba la edad ni la condición, porque ella es Madre de todos, y bajo su manto protector no caben distinciones. Y ese fervor popular se desataba en ocasiones con vibrantes versos exaltando sus innegables bondades y virtudes, porque ya lo cantamos en su himno... «La rosa perfumada, la mística açutcena, lo seu verger formaren als peus de ton altar, i fervoros en elles lo valencià t'ofrena la devoció més santa que puga profesar.» Llegó el día de partir, ese 17 de mayo que bien podía haber esperado un poco más ser -aunque por una sola vez- algo más largo. La Parroquia, nuestra Parroquia de San Juan y San Vicente, abarrotada, porque todos quisimos pedirle, teniéndola tan cerquita, por los nuestros. No fue una despedida. Fue un «hasta siempre, ¡Madre nuestra!». Porque ella está con nosotros en cada instante de nuestra vida. Y como quisimos que también se llevara consigo, además de nuestro eterno amor, algo material, la Comisión le regaló su insignia que Pilar Usó de Roldán le impuso en nuestro nombre. Todo lució como estaba mandado. En ello pusimos el mejor esfuerzo, al que sumaron el suyo, de una forma especialísima, María de los Llanos Bertolín de Nalda, Natividad Asensi de López y Adela Santos de Busutil, que la acompañó hasta la Basílica representando a toda la Comisión.
Desde estas páginas queremos también resaltar y agradecer la generosa colaboración del comercio de la demarcación y del vecindario, sin cuyo apoyo no hubiera sido posible acoger de forma tan brillante la presencia de nuestra Patrona.