El domingo día 2 de febrero habíamos quedado en la puerta del casal para pasar una placentera mañana dominical visitando los talleres de nuestros artistas falleros. Nada más lejos de la realidad. Habíamos quedado a las diez y media, y salíamos a las once, pero eso entra dentro de la previsible y de lo esperado. Salimos unos veinte coches todos en fila y con unos pequeños planos que nos había facilitado Jesús. Nuestra sorpresa empezó cuando al dirigirnos a la Ciudad del Artista Fallero para visitar el taller de la falla infantil, nos encontramos con que la Av. De Burjasot estaba cortada por que se estaba celebrando el maratón de Valencia. Nos desvían por Tránsitos, y después de unos 10 minutos de circular por el atasco, conseguimos estar en el mismo lugar desde donde nos habían desviado. Como es lógico ya se había despistado algún coche de la comitiva. Brillante idea de un servidor: “Nos vamos por la pista de Ademuz y entramos por el Palacio de Congresos”, creo que ya quedamos cuatro coches. Llegamos al Palacio y nuestra gran sorpresa, la maratón también pasaba por allí. Nos desvían por detrás y a los diez minutos estábamos en la puerta del Palacio, en el que además del atasco producido por la maratón, había un congreso del PSOE, para aumentar el lío. Seguimos hasta Burjasot, visita turística al pueblo y en otros quince minutos, ¿Dónde estábamos?, pues si, en la puerta del Palacio de Congresos. Al preguntar a un “amable” agente de tráfico nos dice el camino para llegar: “aparquen aquí y vayan andando”. Como no se nos había ocurrido antes. En ese momento llega Jorge con la salvación. Tenemos que seguir a ese taxi y él nos llevará. Diez minutos más siguiendo al taxi y llegamos, llegamos a la puerta del Palacio de Congresos por tercera vez. El taxista pregunta al mismo agente que antes y la contestación fue más o menos la misma. Por fin se le ocurre que por un “camino agrícola” podremos entrar por detrás. Cuando llegamos, no se como lo habían hecho pero estaban todos allí y el cachondeo fue mayúsculo. Solo habíamos tardado hora y cuarto. Cinco minutos de visita a la falla y de nuevo al coche para ir a Ribarroja a ver la falla grande. Esta vez un fui yo el que llegó tarde. El cabreo de Paco. O. era sublime, después de dar vueltas y vueltas por las carreteras de los alrededores vio un coche de la comitiva al que pudo seguir hasta el lugar de reunión. Menos mal que por la tarde ganó el Valencia. Por lo menos pudimos constatar que las fallas estaban quedando muy bien. Lo que no es de extrañar es que con tanto jaleo hasta Mar la hija de Paco no supiera quien era su padre, Y NO ES DE EXTRAÑAR.
