No falleros no; esto no es el principio de ninguna canción. Este es un artículo que pone de manifiesto cómo nuestra qu erida Falla ha sido la mejor testigo del paso del tiempo.En muchas ocasiones hemos oído comentarios relativos a que la Falla nos ha visto crecer y que en ella hemos aprendido a ser mayores, pero de un tiempo a esta parte, y en especial para el grupete de veinteañeros y treintañeros, más aún.
Y es que en los dos últimos años, hemos asistido, y algunos incluso participado – para muestra, un botón -, en enlaces matrimoniales de falleros (me refiero, claro, a fallero con fallera) de nuestra propia comisión.Y así, si en el mes de Noviembre de 2.005 eran Pedro, y María los que se daban el sí quiero, pocos meses después, en Abril de 2.006, eran Nacho y Amparo los que pasaban por vicaría, pasándonos el testigo de novensanos a Asé y al que os escribe desde el mes de Octubre del año pasado.
Como ya tuve el honor de poder deciros el día de la Presentación de Mamen y Carla desde el orgulloso atril del Mantenedor, y como bien sabéis todos aquellos que lleváis el “anillo del poder” en vuestro anular, las sensaciones que se sienten el día de tu boda son irrepetibles, impresionantes, magníficas, únicas ....... ¡es todo tan genial!.La cara de felicidad del novio, la guapura de la novia, la alegría de familiares y amigos; todo hace que sea, sin duda, el mejor día de tu vida, vida que desde entonces pasas a compartir con la persona que más quieres en el mundo.
Y todo te cambia. Pues si bien antes planificabas un botellón en el casal con una semana de antelación, ahora hablas de lo cara que está la luz o el gas; antes de exámenes y ahora de hipotecas; antes de peleas con tus padres y ahora con tu mujer ..... digo, con el vecino de arriba.
Y ahí no acaba todo, pues tal y como otros de mi quinta ya han tenido el tremendo placer de disfrutar, vendrán los nanos, y entonces hablaremos de los potitos y de lo caro que estarán los pañales, y si no, que se lo pregunten a Gaby y Cristina o a María y Eduardo.
Ahora ya podremos compartir con los mayores – no olvidéis que seremos nosotros los que os haremos abuelos – eso que tantas veces nos habéis dicho de: ¡si yo te conozco desde que eras un retaco!, y ahora ya podremos jugar en el partido de solteros contra casados en el equipo de los segundos. Estamos viviendo una época preciosa, única; estamos viendo cómo nuestros amigos se casan, o están a punto de hacerlo (qué poquito les queda a Valerio y María), o pasan a convertir al banco en dueños de un nuevo inmueble, aunque éste esté fuera de nuestra demarcación (¿verdad Manuel y Mamen?), o inician un nuevo proyecto de vida en común como Eva y Chema.
Y la Falla, con sus falleros, han sido y serán testigos de todo esto, demostrando así, una vez más, que esto no es una comisión, sino una familia grande que te llena de alegrías y que se hace partícipe de tu felicidad.
A todos mis amig@s – y a mi mujer, la primera - muchas gracias por hacerme tan feliz.
P.D.: No obstante todo lo anterior, y como debéis conocer las falleras, los esposos / arrejuntados, en la semana fallera, tenemos flexibilidad absoluta de horario, desplazamientos a la barra e ingesta de espirituosas, así como lanzamiento de masclets a discreción y comportamientos pueriles, aunque vaya contra vuestra voluntad: ya sabéis, ESTAMOS EN FALLAS.