MI PRIMER AÑO EN LA FALLA Comienzo éste artículo con el mismo saludo que recibo con alegría cada vez que me envían un e-mail de nuestra falla de Isabel la Católica.
El día 1 de Diciembre recibí uno especial. Nuestro “Llibreter” Carlos Ordiñana, nos invitaba a participar en el “Llibret” de éste año. Rápidamente le contesté diciendo que me encantaría participar y me dijo lo siguiente: “Creo que sería bonito que en un artículo nos cuentes cómo fue tu experiencia como fallera de nuestra comisión: cómo te lo pasaste, tus mejores recuerdos, los mas divertidos, anecdóticos o emotivos.
Pues bien. Ahora intentaré plasmar lo solicitado, pero no puedo hablar sólo de los recuerdos, sin hablar antes de lo que en esencia fue lo que me llevó a ser fallera de ésta tan ya apreciada comisión.
Todo comenzó por mi devoción a La Virgen de los Desamparados y al enorme deseo de poder llevarle a mi hijo el día de la Ofrenda. Y así fue. Nació mi querido bebé en el mes de Diciembre y ése mismo año, lo vestí de Zaragüell, engalané su carrito y lo llevé a la Ofrenda, cargada de flores que simbolizaban los besos y las gracias que quería darle a la Virgen. Pasé por su lado con mi niña Cristina de la mano y con mi hijo dormidito como un ángel en su carrito. Me cuesta describir ése momento, pues la emoción hizo que se me pasara tan rápido como un suspiro. Pero ése instante hizo que yo deseara firmemente pasar por su lado todas las ofrendas posibles de mi vida. Y que mis niños vivieran las fallas desde dentro y como algo propio para ellos. … Y así empezó todo. Fue entonces cuando tomé la decisión de “apuntarme a una falla”. Y llegué a ésta Comisión. El como llegamos hasta aquí, fue en primer lugar porque mi madre vive a pocos pasos de la falla, con lo cual la comodidad estaba asegurada, amén de los amigos que tienen a sus hijos en ésta Comisión, y siempre me han hablado maravillas de ella. Así que me hice fallera y también hicimos falleros a los tres primos: Cristina, Pascual y Lucía. Y ahora que puedo hablar en primera persona, puedo decir, que es una Comisión increíble. Y aunque solo llevamos un año con la falla, todos los recuerdos son estupendos. Tanto como para repetir éste año y todos los venideros posibles. La gente de la Comisión infantil, se volcó con mis niños. Nuestras falleras mayores eran preciosas. La comisión fue muy cariñosa y acogedora con “los recién llegados”. Los niños disfrutaron como locos todas las tardes, con sus fiestas, disfraces, pasacalles y ése sin fin de actividades que tiene ésta falla con los niños. Y yo disfruté con ellos, en la presentación, las fiestas, en esa divertidísima tarde de disfraces en la que mis niños hasta ganaron un premio, y por supuesto en la Ofrenda. Esa fue mi tarde. Volví a pasar junto a La Virgen con mis niños y volví a enviarle mis besos y a darle mil gracias. Y otra vez volvió a ser todo tan rápido como un suspiro, pero esta vez fue distinto, porque aunque el pasar a su lado fue tan fugaz, pude decirle: “El año que viene vuelvo”. Que más puedo pedir.