¿Te acuerdas Bea como empezó? Sólo una llamada bastó para convencernos de ir a La Manga, y ¿qué se nos había perdido por ahí? Pues sinceramente ni nosotras mismas lo sabemos, pero para la vuelta ya teníamos anécdotas y recuerdos para contar y no parar.
Primero, el torrazo de autobús, que a pesar de ser pesado el viaje, peor fue la vuelta. Después, nada más llegar al hotel nos encontramos con que la edad media de los huéspedes del mismo era un “poco” superior a la nuestra, pero eso sí, marchosos como ningunos. Después de hablar con unos cuantos, porque todos nos daban conversación, llegamos a la conclusión (y no parábamos de repetir) que de mayores queríamos ser como ellos. La primera noche, a partir de un juego acabamos confesando lo inconfesable, pero eso nos lo guardamos para nosotras, sin olvidarnos, por supuesto de nuestra mejor compañía de la noche, ese “maravilloso” espacio televisivo llamado Gran Hermano, el cual añadió más anécdotas a nuestra aventura pero sin salir de la habitación.
Al día siguiente, después de una corta visita al centro de La Manga (Zoco, para quien conozca la zona) el cual se encontraba un poco desierto, acabamos en las fiestas de Cartagena donde conocimos gente estupenda que como no, alguno tenía algún tipo de relación con alguna de nosotras, valga la redundancia, y sino que se lo digan a Bea, que había gente hasta del pueblo de su novio Javi. Descubrimos unas nuevas fiestas, super divertidas, pero incomparables con las Fallas.
Y sin darnos cuenta llegamos a la última noche, la más laaarga de todas, sólo os diremos que salimos a las 6 de la tarde del hotel y volvimos a las 11 de la mañana del día siguiente; también que desde esa noche intentamos batir el record de permanencia en un mismo local durante el elevado número de horas que estuvimos en el Häagen Dazs murciano.
Para acabar hay que recordar que gracias a este viaje y por la cantidad de autobuses que cogimos, prometimos no volver a coger uno, eso sí, hasta el año que viene. Bea, esperamos que esto lo recuerdes con cariño y alegría, ya que a pesar de lo movido que fue nos permitió conocernos más. No lo olvides, porque pensamos repetir.
