Quiero dedicar estas letras, transformadas en pequeños retazos de la esencia fallera y valenciana, a Bea y Mónica, nuestras Falleras Mayores para este ejercicio, y a toda su familia. Este pequeño artículo, teñido de versos, desea transmitir mi más sincero agradecimiento a Ica, Nacho y Jorge por ser parte de la gran familia que es nuestra comisión. En cuanto a vosotras, Bea y Moni, la más bella alabanza y mi más sincero cariño, en este vuestro año, anhelo que florecerá en los días de fallas.
Sin más preámbulos, mi loa para vosotras, delicadas piezas que componen y sustentan la más bella de las sinfonías del Mediterráneo. La dulce anaranjada y a la vez salada y marina Valencia. Bea y Mónica vosotras sois falleras, vosotras sois Valencia.
Valencia ¡Qué hermosa eres!, te canta quien te conoce, quien al recorrer tus calles, sin duda, de ti se enamora.
Te llevará para siempre en el corazón, como quien lleva en un cofre un tesoro incalculable, de bellezas y galones.
Quien te conoce Valencia, nunca olvidará tu nombre, ni el de tus barrios, Ciutat Vella, Russafa, l’Eixample y alrededores. Ni las puertas amuralladas, que guardaban tus valores; Torres de Quart y Serrano, estandartes de blasones que te conquistaron siempre, dándote tus esplendores.
Romanos y árabes fueron, en tiempos tus moradores, pero un Cid, después de muerto, te conquistó con honores, para devolverte a España, tierra de conquistadores. Es por eso que quiero cantarte, glosando tus galardones.
Guardando de cuando tuviste, los episodios mejores, como el Tribunal de las Aguas, de buenos administradores que riegan tus acequias, los huertos, dándole a tu vida campo y bienestar a tus moradores. Para glosarte Valencia, no me faltan las razones porque tienes por bandera, un cartel de mil colores naranja para tu huerta, perfume para tus flores, y ese olor que se percibe, de azahar, por tus rincones, celebras tus falleras primaveras, con petardos y explosiones, fiestas de fuego y viejas tradiciones.
“Mascletaes” del mes de marzo, vísperas de Sant Josep, la ciudad se vuelve fiesta y estruendo omnipresente, con Bea y Moni vestidas, soñando con prender la falla que las nombró, con un año de poder.
Primavera en los Viveros, reales estampas florecidas y el Turia generoso seco, vertidas sus aguas a la huerta, se vuelve loco virtiendo sus aguas al mar, como lo soñara él, cercano a la Malvarrosa, cañas y barro también, y las obras de Blasco Ibáñez, te cantaron con la Albufera de fondo, caminito de El Saler.
Y ahora con un profundo respeto, me retiro al desván de las palabras en donde guardo mis recuerdos, mis afectos, de los cuales me habéis robado un buen pellizco, atraídos por el imán, que sólo poseen los seres encantados, Bea y Mónica.
